20130107

Proverbio Zen


Proverbio Zen sobre el valor de las cosas:
 "Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada.
Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto.
¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?"

El maestro, sin mirarlo, le dijo:

-Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después...- y haciendo una pausa agregó Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.

-E...encantado, maestro -titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.

-Bien-asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho, agregó- toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado.
Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete ya y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.

El joven tomó el anillo y partió.

Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo.

Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.
En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta.

Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, monto su caballo y regresó.

Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.

Entró en la habitación.

-Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

-Que importante lo que dijiste, joven amigo -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo.
Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él, para saberlo?
Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no importa lo que te ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

El joven volvió a cabalgar.

El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:

-Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.

-¡¿58 monedas de oro?!, preguntó el joven.

-Sí -replicó el joyero- Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... si la venta es urgente...

El Joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.

-Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-.
Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto.
 ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.

7 comentarios:

Rita dijo...

Realmente sabia es la enseñanza de este cuento. Muchas gracias. Un beso

Ely dijo...

Eres siempre asì profunda y especial querida.. me encanta esta historia y su significado. Una maravilla.. un buen comienzio para el dia y un rayo de sol para el alma! Como ti! Un abrazo con afecto!! <3

Anónimo dijo...

Cuánta sabiduría descubrí en las palabras de este maestro.
Un abrazo.

Pano & Cia. dijo...

parabéns pelo blog; é um espaço cheio de vida, cor e belas poesias...
um abraço.

Amparo Donaire dijo...

Estupenda entrada, ojalá algún día dejemos de tomar en cuenta la opinión de cualquiera sobre nosotros y escuchemos solo a los verdaderos expertos.

Besos

Anónimo dijo...

http://elrincondelascerezas.blogspot.mx/2013/01/ohayou-minna-otro-premio.html#comment-form
TIENES UN PREMIO EN MY BLOG *-*

Dawa dijo...

Es uno de los cuentos que más me gustan. Lo conocí si no recuerdo mal a través de una de las mejores profesoras que he tenido durante la carrera.

Ella aparte de la materia pertinente, también nos enseñó a amar los cuentos de Jorge Bucay, como este.

El del elefante encadenado es otra preciosidad que demuestra en primer lugar que no tenemos que dejarnos vencer nunca y que quizás solo nos hace falta una vez más para tener la libertad total para conseguir aquello que más anhelamos y segundo que valemos nuestro peso en oro y eso no nos lo puede decir nadie, salvo nuestra conciencia y bienestar y paz para con nuestros propias actos y nosotros mismos.

Gracias por pasar por mí rinconcito de verdad.
Gracias por compartir estas bellezas con nosotros.

Un Besazo Muy Grande y espero y deseo de todo corazón que para este nuevo año la felicidad se vaya contigo y todos tus seres queridos.

=^.^=